Pruebas para detectar COVID-19, ¿qué son, cuándo hacerlas, y cómo interpretarlas?
Actualmente existen dos pruebas para detectar infección con SARS-CoV-2 (el virus que causa la enfermedad COVID-19): la prueba PCR y la prueba “rápida”. En este artículo, te mostraremos cómo y cuándo las dos pruebas pueden detectar la infección y te explicaremos qué tan confiables son. También daremos varios ejemplos para que perfiles el contexto de tu situación cuando estés escogiendo entre las pruebas. Por último, explicaremos cómo podrás interpretar los resultados de las pruebas, incluso con toda la incertidumbre. Si piensas hacerte una prueba, te recomendamos consultar con un profesional médico.
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Tipos de Pruebas
La prueba PCR fue la primera en salir al mercado y actualmente es la recomendada por la OMS para la detección del SARS-CoV-2. La prueba detecta material genético en distintas muestras biológicas, usualmente obtenidas por hisopado nasofaríngeo/faríngeo.
La capacidad de este método para detectar la infección dependerá principalmente del tipo de muestra, la calidad y la carga viral (es decir, qué tanto virus hay en nuestro cuerpo). Aún así, la prueba PCR tiene como ventaja que tiene mayor capacidad para detectar el virus de 3 a 5 días antes de presentar síntomas y hasta 14 días después del inicio de los síntomas. Esto es importante porque es un período con alta probabilidad de contagio.
La prueba “rápida” (de anticuerpos) se ha popularizado debido a su menor precio y tiempo de procesamiento en comparación con la prueba PCR. Esta prueba detecta anticuerpos en muestras de sangre. Los anticuerpos son un tipo específico de proteínas llamados inmunoglobulinas que produce el cuerpo para combatir infecciones. La prueba rápida detecta dos tipos de inmunoglobulinas (Ig): las IgM, que son el primer anticuerpo en ser producido durante una infección que desaparece unos meses después, y las IgG, que son el anticuerpo de memoria que persiste después de la infección para detectar con mayor rapidez una segunda infección.
La principal limitación de estas pruebas está relacionada con el tiempo transcurrido entre la infección y la capacidad de detectarlo en la prueba, ya que tiene que transcurrir al menos una semana desde el inicio de los síntomas para que la prueba pueda detectar la presencia del SARS-CoV-2. De hecho, un estudio ha demostrado que menos del 40% de los pacientes infectados con SARS-Cov-2 presentan anticuerpos durante los primeros 7 días con síntomas. Por lo tanto, las pruebas rápidas son efectivas semanas o meses después del inicio de síntomas. Por ende, se utilizan principalmente para saber si estuviste contagiado en el pasado. El siguiente diagrama muestra los intervalos de tiempo (a partir de la infección) en los cuales las diferentes pruebas son más efectivas para detectar si hay o hubo infección del COVID-19.
La intensidad del color de las barras indica la capacidad de las pruebas para poder detectar el virus. La línea roja indica el inicio de los síntomas. Por ejemplo, la prueba PCR tiene la máxima capacidad de detección desde el inicio de los síntomas hasta dos semanas después. Si te encuentras en un período donde ambas pruebas funcionan, es más confiable la prueba PCR. Imagen basada en Interpreting Diagnostic Tests for SARS-CoV-2. JAMA. 2020
Propiedades de las pruebas
Para saber cómo proceder en caso de recibir un resultado positivo o negativo de alguna de estas pruebas, primero explicaremos qué es un falso positivo y un falso negativo. Dando un ejemplo un tanto exagerado, veamos estas imágenes.
Del lado izquierdo podemos ver a un hombre con un resultado positivo en su prueba de embarazo. Aunque la prueba dio un resultado positivo, en realidad el paciente no está embarazado, ya que esto es imposible. A esto se le conoce como un falso positivo. De manera similar, del lado derecho vemos a una mujer embarazada, pero su resultado indica que no lo está; en este caso la prueba dio un falso negativo. Por otro lado, una prueba de embarazo da un verdadero positivo si la persona está embarazada y el resultado es positivo. Similarmente, un verdadero negativo se da cuando la prueba indica que una persona no está embarazada y efectivamente la persona no lo está. En realidad, las pruebas de embarazo son extremadamente confiables pero existen muchas pruebas de laboratorio que inevitablemente dan resultados erróneos.
Con base en recientes estudios científicos, la siguiente tabla muestra las estimaciones de los porcentajes de falsos negativos y falsos positivos de las pruebas. Estos estudios son la base del diagrama que mostramos en la sección anterior.
Referencias de la prueba PCR: 1 y 3. Referencia de la prueba rápida: 2.
Es importante resaltar nuevamente que los falsos negativos de las pruebas dependen de muchos factores, incluyendo los días antes o después del inicio de los síntomas, y en el caso de la prueba PCR, la parte de las vías respiratorias de donde se tomó la muestra. En el caso de los falsos positivos, las pruebas por lo general no presentan errores, ya que es difícil que se detecte la presencia del virus si éste no está presente. Sin embargo, no se pueden descartar factores como la contaminación de la muestra, o incluso errores humanos al momento de procesarla.
¿Cuándo debo hacerme la prueba?
El siguiente diagrama de flujo te ayudará a decidir qué prueba sería la más apropiada, dependiendo del contexto. Este diagrama te puede ayudar a estar informado; sin embargo, si tienes síntomas te recomendamos que acudas al médico.
Interpretación de los resultados
Como vimos anteriormente, ninguna prueba es 100% precisa, es por esto que la interpretación de tu resultado dependerá de varios elementos. Ya que las pruebas miden diferentes elementos de la enfermedad, sus interpretaciones son diferentes también.
Para interpretar el resultado de una prueba PCR, asumiremos que la muestra fue obtenida por hisopado nasofaríngeo. Si obtienes un resultado positivo, es casi imposible que no estés infectado en ese momento, ya que se puede detectar material genético desde el primer día sintomático y hasta tres semanas después. Por otro lado, un resultado negativo no es tan fácil de interpretar ya que se ha demostrado que la tasa de falsos negativos puede ser de hasta 29%. Para interpretar un resultado negativo, debemos de considerar nuestra probabilidad de contagio preprueba (tasa local de infección, síntomas, historia de exposición, y diagnósticos alternos).
Por ejemplo, supongamos que hay dos personas con resultados de prueba negativa. La primera persona es un médico que atiende a pacientes con COVID-19 diariamente y presenta síntomas típicos. La segunda es una persona que se ha mantenido en aislamiento total durante el último mes y no presenta síntomas. Por lo tanto, la probabilidad de que el resultado negativo sea falso es mayor en la primera persona que en la segunda. Actualmente, México tiene una tasa de infección alta, por lo que un resultado negativo puede ser engañoso (es decir, si tienes un resultado negativo y además síntomas ¡te recomendamos aislarte, porque puede ser un resultado falso!).
La interpretación de la prueba “rápida” se debe de hacer con aún mayor cautela debido a que tiene que transcurrir un tiempo considerable para que la prueba detecte los anticuerpos creados para combatir el virus. Por esta razón, una prueba positiva puede significar una infección activa o pasada. Además, al igual que la prueba PCR, una prueba “rápida” negativa no significa necesariamente que estés libre de la enfermedad; la tasa de falsos negativos es aún más alta que en la prueba PCR, por lo que la OMS no recomienda el uso de la prueba “rápida” para hacer un diagnóstico del COVID-19.
Ninguna prueba es “perfecta”, y su uso dependerá de la exposición al virus y del propósito de la prueba. En caso de que obtengas un resultado negativo, considera la posibilidad de que puede ser un falso negativo, sobre todo si tienes más de un síntoma o estuviste expuesto al virus. Es por ello que no debemos confiarnos demasiado si tenemos un resultado negativo, y debemos (en las medidas de lo posible) seguir las medidas de distanciamiento social – usar una máscara, no ir a reuniones en espacios cerrados, etc. Por último, recomendamos fuertemente que te vacunes contra la influenza para así reducir el riesgo de acudir al hospital por una enfermedad respiratoria que no sea COVID-19 e incrementar la presión en los servicios de salud.